Después de su presentación en Palma de Mallorca, el 7 de junio de 1978, Mori el Merma se estrenó en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona. Mori el Merma se gesta en torno a mayo de 1976, cuando Teresa Calafell y Joan Baixas empiezan a trabajar el proyecto con Joan Miró. Este proyecto inicial se fue desarrollando y fue incorporando nombres destacados del teatro de títeres y objetos del momento. La dirección de la obra y espectáculo lo firma Joan Baixas, con codirección de Glòria Rognoni. En su obra plástica Joan Miró había tratado el tema y personaje de Ubú en una serie llamada "Ubú balear". Entre estas aproximaciones al personaje teatral de Ubú, según las obras de Alfred Jarry, sobresale un cuadro, Ubú, roi, pintado por Miró en 1966. De las imágenes levemente antropomórficas que muestran los cuadros del pintor surgen los muñecos de gran formato que la Claca construirá para dar cuerpo a los personajes de la obra y que son claras transposiciones de los dibujos de Miró. Una vez construidos los personajes, y dada su complejidad, era necesario, para infundirles vida, otorgarles movimiento y moverse con ellos. Una vez conseguido, en marzo de 1977, Joan Miró se desplazó al taller que La Claca tenía en una masía de Palautordera y durante ocho días pintó, ayudado por los actores, todos los personajes que configuran el espectáculo. El proceso de trabajo de Joan Miró con La Claca quedó documentado por Francesc-Català Roca, que realizó el reportaje fotográfico y posteriormente una película de la obra.

Mori el Merma parte y explora la personalidad teatral de Ubú, personaje creado por Alfred Jarry. Ubú es la máxima representación del poder despótico y cruel. Como Macbeth, y en este caso bajo influencia de su madre, mata al rey de Polonia para ser rey. Luego, mata nobles, jueces y financieros para acumular el poder absoluto. Ubú es la imagen del dictador y tirano, una metáfora de la corrupción del poder. Bajo estos principios, La Claca y Miró elaboran su espectáculo, en el que la construcción del significado radica más, y hay que buscarlo, en la significación y en la plasticidad de las imágenes que en un trenzado del discursivo narrativo. Con todo, los grandes muñecos que giran en torno a la imagen de Ubú son los claros representantes del poder frente a las máscaras más cercanas al alma popular, siempre bajo una clara y perpetua confrontación entre el bien y el mal. Por otra parte, la muerte del Merma y la fila de gente pasando ante sus restos era una imagen demasiado reciente en la memoria colectiva para no entender e interpretar el significado final de una obra que inicia su proceso en 1976 y se estrena en 1978. Detrás de Mori el Merma hay un claro deseo —la muerte y el fin de la dictadura franquista—, y el Merma es una paráfrasis clara del dictador, el general Franco que murió en 1975.